Lucy, trabajadora esencial de la hostelería con un hijo de siete años y otro pequeño, informó de que había tenido que cambiar la fecha de su cita para la vacuna en tres ocasiones. Cada vez que iba a la farmacia a la hora acordada le decían que había entendido mal y que no había vacunas. Hasta que no se puso en contacto con una organización comunitaria en la que los trabajadores hablaban español no pudo conseguir una vacuna.
Mientras Lucy intentaba vacunarse siguió trabajando, dice, "sin mucha protección". Lucy no pudo distanciarse socialmente ni aislarse de los demás en casa porque sus circunstancias de vivienda son como las de muchos latinos: multigeneracionales, multifamiliares y hacinadas. Lucy y sus hijos comparten un pequeño apartamento con su hermana y su sobrino. Los hijos, la hermana y el sobrino de Lucy corrían el riesgo de infectarse debido a su trabajo, a la falta de protección laboral y a su imposibilidad de acceder fácilmente a una vacuna. Aunque a Lucy no se le diagnosticó COVID, a su hijo de dos años sí, pero no fue hospitalizado. Su sobrino estuvo enfermo pero nunca se lo diagnosticaron.
Nos enfrentamos a una situación cada vez más grave en la comunidad latina de Illinois. Los latinos tienen las tasas más altas de enfermedad entre los jóvenes, las escuelas están reabriendo con una recomendación de los CDC, pero sin mandato estatal o federal para el enmascaramiento, y los padres están trabajando en empleos de alto riesgo con muchos todavía tienen temas para acceder a una vacuna.
Para evitar consecuencias sanitarias y económicas potencialmente devastadoras, los legisladores y los funcionarios de salud pública deben garantizar que los socios comunitarios de confianza y los trabajadores sanitarios de la comunidad dispongan de todos los recursos necesarios para vacunar a los miembros de la comunidad latina. También se requieren garantías legales de que todos los trabajadores reciban las protecciones necesarias contra la infección, así como tiempo libre remunerado en caso de que se enfermen. Y al igual que CPS, todos los distritos escolares deben seguir a la Academia Americana de Pediatría y ordenar que todos vayan enmascarados a las escuelas.
Con la vuelta al cole a la vuelta de la esquina, estos cambios podrían ofrecer la mejor oportunidad para evitar un tsunami de casos de COVID entre los niños latinos y, de paso, proteger a todos los niños. Sería inteligente iniciar estos esfuerzos ahora, antes de que otra ola con graves consecuencias sociales y económicas esté en pleno apogeo.