Reforma y política de inmigración
Años de intentos fallidos de abordar de forma integral las deficiencias de nuestro sistema de inmigración, roto desde hace tiempo, han allanado el camino para un repunte de los enfoques políticos centrados en la aplicación de la ley.
La legislación reciente no sólo se ha centrado en gran medida en la seguridad y la frontera temas, sino que gran parte de la opinión pública sigue creyendo que los inmigrantes son una carga para la economía y una amenaza para la seguridad nacional. Además, las enconadas divisiones partidistas en el Congreso dificultan enormemente el diálogo sobre soluciones reales al sistema, como demuestra la devastadora derrota de la Ley DREAM en 2010 y la preocupante tendencia de estados independientes -como Arizona, Georgia y Alabama- a tomar cartas en el asunto con una legislación controvertida y divisiva.
Las investigaciones han revelado que la reforma supondría un importante estímulo no sólo para la economía estadounidense, sino también a nivel regional. Al elevar los salarios y aumentar el consumo -lo que, a su vez, crearía empleo y generaría ingresos fiscales adicionales-, la reforma de la inmigración podría reportar hasta 1,5 billones de dólares de beneficios en la próxima década. Sin embargo, es probable que ninguna legislación sustantiva que se presente aborde todos los componentes clave de lo que debería incluir un verdadero proyecto de reforma integral de la inmigración. Mientras la reforma migratoria integral sigue debatiéndose en Washington, hoy existe la oportunidad de continuar con una reforma política real para apoyar a las familias y los niños inmigrantes en todo el país.
La administración actual ha puesto en marcha algunos esfuerzos incrementales a través de cambios en la política administrativa federal, incluyendo la discreción de la fiscalía para suspender temporalmente la expulsión de casos de deportación de "baja prioridad", la implementación de la política de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) y la concesión de exenciones provisionales para que los familiares inmediatos de ciudadanos estadounidenses permanezcan con sus familias en determinadas circunstancias. Pero aún queda trabajo por hacer. Los retos enturbian estos recientes cambios positivos: Por ejemplo, los jóvenes DACA no pueden acogerse a la cobertura de la Ley de Asistencia Sanitaria Asequible. Y el número desalentadoramente bajo de personas a las que se ha concedido la suspensión temporal a través de la discreción del fiscal sigue ilustrando que aún no se ha abordado una verdadera reforma.